El quid de la cuestión
- 14 de abr. de 2024
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El diablo sabe que en el período posterior al Paraíso, la gente improductiva, perezosa y dudosa se ha extendido de manera aterradora y ha infestado a las pequeñas, medianas y grandes corporaciones.
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Es un hecho que el mundo empresarial es cada vez más agresivo y tóxico debido a la exacerbada competencia dentro y fuera de las organizaciones. Pero la mayoría de los conflictos surgen debido a la falta de diálogo, transparencia y buena gobernanza.
Seamos claros: en el capitalismo real, algunos quieren explotar a otros. Generalizando, por un lado, tenemos directivos que quieren reducir costes, pagar poco para aumentar los beneficios de la empresa y los dividendos de los accionistas para mostrar eficiencia y aumentar sus propias bonificaciones. En algunos casos, limitan los medios y estrangulan la actividad principal.
Por otro, y también generalizando, están quienes apuestan por la fuerza de la juventud, convencidos de su propia autosuficiencia y genio: quieren ser promovidos ayer, ganar salarios altos ahora, ofreciendo a cambio poco compromiso y baja calidad. entregas. Viven casi al azar. Algunas producen mucho calor y poca luz.
Las personas más experimentadas (“viejas”) han visto y oído muchas tonterías en sus vidas. Conocen la diferencia entre monjes y ejecutivos, filosofía y autoayuda, ciencia y patadas. Ya no creen en viejos mantras renovados, saben que las palabras de moda sólo sirven para renombrar viejos problemas no resueltos. En unos meses cambiarán de nombre para disfrazar su incompetencia y caerán en desuso, siendo sustituidos por una nueva jerga corporativa.
Es verdad que hay tíos vagos que creen saberlo todo, no se mantienen al día, son inflexibles y autoritarios. Hablan mucho, hacen poco, no enseñan a nadie y no aportan ideas innovadoras. El diablo sabe que en el período posterior al Paraíso, la gente improductiva, perezosa y dudosa se ha extendido de manera aterradora y ha infestado a las pequeñas, medianas y grandes corporaciones.
Las personas mayores sufren sus limitaciones para mantenerse al día con la velocidad de la tecnología digital. La dificultad es real, y al ser más lentos en este sentido, acaban siendo ignorados como si no tuvieran otras habilidades y competencias. Hablar de experiencia es casi un insulto y un motivo de burla.
Para los nativos de la Era Digital, cualquier lugar es un entorno ultracompetitivo e individualista, impulsado por falacias que seguramente terminarán desenmascaradas con el tiempo. La meritocracia, por ejemplo.
La exposición excesiva al mundo online, entornos virtuales insalubres, información y contenidos falsos, ideologías distorsionadas o inapropiadas para la edad pueden provocar una dependencia exagerada de los recursos tecnológicos, dificultad para convivir en el mundo offline y trastornos de salud mental con riesgos inminentes para el bienestar y el nivel emocional. estabilidad de los empleados.
Los sueños inalcanzables y las metas irrealizables conducen al fracaso y la humillación.
Burnout a la vista. ¡Juego terminado!